El profesional de la información guipuzcoano ofreció una conferencia en la universidad pública vasca a los alumnos de cuarto de periodismo
“Hoy
donde más se opina es en la información”, las palabras del
periodista Mariano Ferrer resuenan en el auditorio de la Facultad de
las Ciencias Sociales
y
de la Comunicación ante un público completamente embelesado. La
sonrisa no abandonaba a Ferrer mientras narraba su experiencia como
periodista de
opinión y sus
anécdotas
sorprendieron a los más
jóvenes del auditorio,
como la
experiencia que
vivió en
la
Escuela
Oficial de Madrid,
donde la pregunta más profesional que se hacía a los estudiantes de
periodismo era: “¿Donde está el balón?”, ante una fotografía
de un partido de fútbol. “¿Tu
para qué eres periodista?”, con esta pregunta retórica dejaba a
los asistentes cavilando
sobre sus prioridades vitales y
profesionales,
a la vez que atrapaba la atención de todos ellos, como solo un
hombre versado
en el arte de hablar ante un público joven
e interesado sabe hacer.
Este 'hombre de radio'
construyó su propia leyenda durante los años setenta, cuando,
todas las mañanas releía las noticias que publicaban los diarios,
pero no de un modo meramente informativo. Ferrer se dedicaba a contar
las noticias publicadas en los pocos diarios que tenían permitido un
lujo que, para la mayoría de los medios de comunicación de la
época, les era vedado, informar. Ante
la prohibición que pesaba sobre los medios de comunicación, el
periodista sólo podía leer las noticias que publicaban los diarios
La Voz de España y El Diario Vasco, pero, de una manera diferente.
Todas las mañanas señalaba
las inmensas lagunas de información que había en los diarios y
comentaba la diferencia que había en la manera de de contar una
misma información entre diferentes periódicos. Un tipo de
periodismo que le costó a Radio Popular, el medio donde él
trabajaba, unas cuantas clausuras de breves intervalos por parte de
las autoridades.
“Era un programa centrado en
la ironía, en enredar y sortear la censura”, contó Ferrer al
auditorio perdido en sus recuerdos y arrastrando a los presentes
hacia ellos. Una apuesta fue la que llevó al periodista ha abrir su
programa con estas palabras: “Bueno, hoy dieciocho de diciembre y
huelga. Saber que es miércoles”. A pesar de la absoluta
prohibición que pesaba sobre la radio de nombrar en antena ningún
comentario hacia las huelgas o manifestaciones que se realizaban.
Dicha acción, y otras más propiciadas por Mariano Ferrer, trajeron
varias censuras hacia la radio.
Revolucionario
de su época
Informaba de manera
diferente y opinaba de manera diferente. Instruido como periodista en
la Universidad de Navarra y en la Escuela Oficial de Madrid, Ferrer
acabó sus estudios en Estados Unidos, donde la libertad de expresión
e información que se vivía entonces en aquel país, muy diferente a
la de España, abrió los ojos y la mente de este gran periodista. En
el país de las 'oportunidades' el periodista asegura que aprendió
“todo lo fundamental sobre el periodismo”.
Conocedor de sus virtudes pero
más de sus debilidades. Ferrer comento claramente su incapacidad de
mantener un contacto estrecho con una persona que, dadas las
circunstancias, en algún momento tuviera que criticar. “Aprendí
muy pronto a evitar mantener el contacto con los poderosos.- aseguró
Ferrer- Para un periodista que quiera conservar su independencia
mantener la prudencia en esta circunstancia es lo más sensato”.
Siguiendo sus palabras, en la vida, y en el periodismo, se puede
apostar, e incluso, hacer pequeñas traiciones a uno mismo, pero
“jugar con la apuesta fundamental del oficio hay que tenerla
clara”, finalizó Ferrer tajantemente.
Según el periodista
guipuzcoano, otro punto del que tampoco es conveniente olvidarse a la
hora de realizar periodismo, y en especial, periodismo de opinión,
es que “la experiencia vital de cada uno no debe empañar la visión
de la realidad y la capacidad de juzgar”.
De
director a columnista
Cuando Mariano Ferrer
abandonó el diario Egin por problemas ideológicos con el Consejo de
Administración que ocupó el diario, del cual había sido director
durante un año desde su fundación, volvió a Radio Popular. Pero el
panorama ya no era el mismo, gracias a la democracia y a la nueva e
inexplorada libertad de prensa y de opinión, todos los medios podían
informar; incluso con mejores recursos que la radio. “Decidí, por
lo tanto, orientar mi periodismo hacia el comentario de lo que ya era
público.- argumentó el periodista- En general, es útil definir el
terreno de juego”.
Mariano Ferrer: Saber cuál es el terreno de juego
Tras esta vivencia, comenzó a
trabajar en el diario El Mundo, y donde sus anécdotas de esa etapa
embelesaron aún más al público del auditorio. Contó experiencias
con Pedro J. Ramírez y la ambición de este, durante los primeros
años de vida del diario, de desbancar al periódico El País. “Nació
como un periódico regeneracionista y
tenía la firme intención de acabar con Felipe González”, narró
Ferrer. El periodista explicó que, al ver que no podía ocupar el
centro progresista de España, la dirección de El Mundo decidió
“virar de agujas para apoderarse del centro de la derecha”, que
se había quedado en crisis tras el franquismo. Ese cambio de
ideología afecto al puesto que Ferrer ocupaba en el diario; lo que
empezó siendo un puesto como director de opinión del periódico
acabó por convertirse en un puesto de columnista semanal en este
mismo medio de comunicación.
La
lacra de las citas anónimas
Mariano Ferrer dejó muy
claro que una de las razones por la que el periodismo de opinión, e
incluso el periodismo en general, estaba en decadencia era por la
abundancia en los diarios de las citas anónimas. Según el
periodista, las citas anónimas son “el autentico cáncer” de la
opinión, con las cuales el diario que las utiliza tiene la
oportunidad de decir “lo que le de la gana, sobre lo que le de la
gana”.
Ciertamente, existen
realidades que no necesitan estar respaldadas por la firma de quién
las dice, pero, como Mariano Ferrer afirmó sabiamente durante su
discurso, una opinión “no vale nada si no se sabe quién está
detrás”.
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